domingo, 29 de agosto de 2010

Desde la lejanía de mis ojos

Hay días, donde no existen los humanos para mí, que me encuentro en algún paraje, a buscar entre las rocas, en las plantas, en la maleza, donde sea, a cualquier bicho que quiera ser fotografiado, y cuya imagen perdure en mis recuerdos.

Desde la lejanía de mis ojos, se ven minúsculos y sin color aparente, pero al acercarme hacia ellos con la lente, la complejidad de su estructura se muestra a mi vista, con detalles asombrosos, imágenes que no se ven fácilmente a diario.

Y su vida, es lo triste para mí, es tan corta, a pesar de que hay más insectos y artrópodos que humanos en el planeta. Sin embargo, este planeta también es de ellos, seres vivientes, y para algunas religiones, depositarios temporales de almas humanas que no han logrado purificarse para alcanzar la iluminación.

No sé si en algún insecto, en verdad, haya un alma humana expiando lo que hizo antes de morir en su otra vida, pero por lo mientras, habrá que respetar esa existencia, para que cumpla su misión, dentro de su ecosistema y quizás en un proceso cósmico de redención de almas. Evito en lo posible, que mis semejantes asesinen a mis lindas arañitas.

Una mirada que cautiva

 De otro mundo.

 Colores intensos.

jueves, 26 de agosto de 2010

Hoy sé

Observar la naturaleza, te permite ver la hermosura de las criaturas que hay cerca de nosotros, ahí, a la vista de nuestros sentidos, en la quietud y tranquilidad de nuestra alma, que se maravilla por la evolución de la vida y de sus formas.

No dejo de emocionarme cuando la lente fotográfica combina el verdor de la vida de las hojas del maíz, con las formas que adoptan los seres vivos y la magnificencia del cielo con su azul intenso; no dejo de sentir esa emoción en mi alma, la de admirar que la vida sigue un rumbo, en el pasar de los días y de las tardes nubladas  o límpidas.

Hoy sé, insecto, que no existes más en el universo, pero esta fotografía tuya, es el recuerdo que tus colores intensos, son la esencia que deslumbra mi alma y que la llena de gozo al saber que cada ser viviente es único y sigue sus propios derroteros, en el abismo del tiempo.

sábado, 14 de agosto de 2010

Mal día en la Copa Guadalajara de Ajedrez 2010

En la Copa Guadalajara de Ajedrez 2010, hoy tuve un mal día. Dos partidas perdidas y muy malas fotografías han salido con mi cámara Nikon.

El Palacio Municipal de Guadalajara, sede de la Copa Guadalajara de Ajedrez 2010.

La primera derrota, fue producto de una emoción tremenda, al considerar que ganaba peón y calidad. La muchachita sinaloense empezó a perder tiempos y eso lo aproveché para amenazar su torre con mi dama. Su dama salió a protegerla, pero vi un fuerte ataque con mis dos alfiles que iba a usar para atacar la dama y quitarla de la columna donde protegía a la torre. Fue tanta mi alegría con los cálculos, que olvidé por completo a mi rey. Tomé el alfil y comí su peón al tiempo que amenazaba a su dama. Su dama al quitarse de la columna, me dejaba gratis su torre. Sabía que comería mi alfil y con ello obtendría calidad de ventaja. Al momento de soltar mi alfil, vi con horror que el alfil estaba en la diagonal de mi rey, y su dama al tomar mi pieza daba jaque al rey. Me rendí de inmediato. Una pésima jugada y sobre todo, olvidé observar una parte del tablero. Lamentablemente no hay categoría de aficionados, porque ahí es donde debo jugar. La cuarta fuerza está ya muy difícil para mí.

La segunda partida, mi mente estuvo errabunda por completo. Me faltó calcular una posición. ¿Cómo es posible que el rival no haya considerado mover su dama en alguna de las dos casillas donde estuve analizando? ¿por qué movió su dama en donde nunca puse mi mirada? Ni modo, su movimiento fue posicionalmente fuerte y decidió el rumbo de la partida.

Este torneo me ha enseñado que hay variantes de la Caro-Kann que no he estudiado ni por error, y que me pusieron en serios aprietos en la primera y tercera ronda. La primera la gané por un grave error reglamentario de mi contrincante y la otra perdí como he narrado.

Y para colmo de males, la mala iluminación del salón del H. Ayuntamiento, no ha permitido que mi cámara fotográfica capture buenas imágenes de los ajedrecistas. Así como en el ajedrez, en la lente también soy un aficionado, y no muy bueno, por cierto. No he podido controlar la cantidad de luz que entra por la lente. Y perdí mucho más de la mitad de las tomas que hice.

Este sábado, he aprendido varias lecciones, y todo me indica que debo de practicar más, con el ajedrez y con la cámara en espacios con poca luz. Sin embargo, sé que soy aficionado, y que poco a poco, iré mejorando, con estusiasmo y disciplina.

Parte alta de la Catedral de Guadalajara.

martes, 10 de agosto de 2010

Día de campo y de hongos

Hoy tenía ganas de caminar por el bosque, y llegar de esa forma a la comunidad donde trabajo.

Tomé la cámara fotográfica y en vez de capturar imágenes de insectos, encontré por el camino varias especies del reino fungi.

El clima era agradable y eso me permitió hacer un recorrido a pie de dos horas por la carretera.


De los paisajes del mundo, el que más amo es la montaña con bosques de pinos y encinos. La frescura del ambiente, la humedad y un delgado aire frío que recorre mis mejillas y mi cabeza, me encanta. La montaña, alcanzar su cima quisiera, pero no hay tiempo, algún día será.


Caminar por el bosque húmedo y frío en esta época de lluvias, da pie a encontrar hongos sobre la tierra e incluso sobre los troncos viejos y podridos. Mi tarea fue divisarlos a las orillas de la carretera, donde termina el invento del hombre y empieza la entrada a la profundidad del bosque.



Hongos en un trozo de árbol caído. He encontrado. Así es la vida en la naturaleza. Morir para dar nueva vida. Y no únicamente hongos nacen ahí, además helechos, fósiles vivientes de épocas pasadas.



Mis pasos siguen adelante, y cada vez aparecen nuevos hongos ante mi vista. Hoy no es prioridad los artrópodos en la mira de la cámara, hay que aprovechar la temporada de lluvias para observar como los hongos cumplen su función de desintegradores de materia orgánica muerta.




Caminar por esos lugares, es seguir un sendero a la tranquilidad. No hay ruidos de las urbes, solo el sonido de las aves y por supuesto, del viento que choca con las copas de los árboles.



Por esa carretera, el vacío de automóviles. Ningún ruido de motor. En dos horas de camino, únicamente tres autos pasaron en mi andar. Hongos, tan frágiles al tacto humano y un adorno de la majestuosidad de los bosques.

La blancura de este ser viviente.


En un hueco de la ladera, me encontré este hongo llamativo.


Hongos extraños, que asombran a mi ser.


Estos hongos parecen la concha del caracol.


Más tarde, por fin, una mariposa.


Y donde hay árboles, el agua nunca falta.


En ese rumbo, entre la vegetación abundante, existe un salto de agua. No he ido aún. Pronto será. Hay que admirar la belleza del verdor de nuestro planeta Tierra.


Un minúsculo insecto volador, disfrutando el néctar de la flor.



Y llegamos a nuestro destino, después de admirar por ciento veinte minutos la belleza del bosque y del camino. A lejos, las casas aparecen en mi recorrido. No falta mucho, y el verde de la naturaleza invade la comunidad rural.



Hoy llueve ya, pero el mediodía fue magnífico para tomar unas fotografías y mostrarlas a los lectores. 

La naturaleza debe admirarse y respetarse. Y sobre todo, sentirla en nuestros corazones.

martes, 3 de agosto de 2010

Se acabó la liga de ajedrez, retomo a los insectos de nuevo

Después de anunciar mi retiro de la Liga Michoacana de Ajedrez, regresaré nuevamente a otra de mis pasiones: fotografiar a los insectos y arácnidos. En la semana tendré que tomar la cámara y buscar esa belleza que nos ha legado la evolución y el tiempo. Pequeños, pero maravillosos, con colores asombrosos y estructuras anatómicas que muestran su adaptación al medio ambiente.

He aquí algunas de mis fotos más recientes, que he tomado en el Oriente de Michoacán.

Este insecto, al igual que yo, le echamos una mirada al mundo.

Hermosas alas de este depredador. Tomando un descanso lo encontré en mi andar por una vereda.