miércoles, 4 de enero de 2012

La llevo en mi corazón

Enamorado estoy de esa mujer que antes me veía con unos ojos de ternura muchos años atrás. Verla de vuelta, después de un tiempo de ausencia, había cambiado su mirada.

Sus ojos y corazón son diferentes, esa alegría que irradiaba ante mi presencia se desvaneció. Ahora solo somos amigos, y sin embargo, aún busco en su alma esos sentimientos tan bellos, que han de estar ocultos ahí, reprimidos, aprisionados o temerosos de ser lastimados. Yo deseo recuperar esa alegría que sentía al verme, que no ocultaba a pesar de estar acompañada de sus amigos y, no sé cómo lograrlo. No encuentro palabras ni acciones. Poemas le he escrito y ninguna palabra de esperanza he recibido. ¿Por qué el tiempo se interpuso en el camino?

Al estar con ella me cohíbo y el silencio invade mis palabras. Además, no puedo evitar mirarla como a un ser celestial, porque simplemente es maravillosa, inteligente, con unos ojos preciosos. Deseo hincarme e implorarle, decirle cuánto la amo. No lo hago. El amor debe ser una intensa pasión recíproca, atracción pura, energía que fusione las almas en una dualidad de paz y felicidad. Quiero sentir esa esencia, encontrar el sendero que me conduzca a despertar su memoria emocional, para que florezca esos sentimientos que alguna sintió por mí.

La llevo en mi corazón, aunque nunca pueda tenerla en mis brazos, sentir sus labios y acariciar su piel.

Seguiré soñando que viajo con ella, a la orilla del mar, en el malecón de La Habana.

La Habana, enero 2011.

No hay comentarios:

Publicar un comentario