La influencia de la globalización en mi contexto de vida
Alonso
Medina Miravete
Una
nueva economía, una nueva forma de vida, un mundo más integrado cultural y
tecnológicamente es el contexto de los últimos años de existencia en mi actuar
cotidiano. La sociedad de los años ochenta en México es diferente a la de
principios del siglo XXI, donde ahora la información es rápida y vertiginosa,
cambiante y abundante. Nuestra vida en este mundo de globalización es líquida
como la define Bauman, donde cambia de un día para otro, donde no permanece
estática.
Morelia
de los años ochenta, donde la tecnología de la información y de la comunicación
aún no se presenta. Las noticias de los cambios en el mundo, la caída del muro
de Berlín, las revoluciones de “terciopelo” en Europa del Este y el cambio
político de la URSS nos llegan, pero sin ser completamente instantáneo, al
momento. Hoy, las revoluciones en los países musulmanes, llegan a nuestras
pantallas de la computadora o de la Tablet en el mismo momento en que se
producen gracias a las herramientas que existen en el internet como el
Facebook, YouTube, twitter. La información no pasa por el filtro editorial de
las cadenas de televisión. El contacto que ha promovido la globalización es
directa, entre un individuo ubicado a miles de kilómetros de distancia y que
nos envía la información desde su lugar, para que lo escuchemos, para dar a
conocer lo que sucede en su contexto. Hoy, la información que nosotros
generamos, de igual forma recorre en segundos a otras partes de nuestra entidad
federativa, llega a los mexicanos que residen en el exterior, en el país vecino
del norte.
Esta
globalización, entonces, nos ha permitido comunicarnos rápidamente no
únicamente a través de las voces, sino a través de las imágenes estáticas y de
las del movimiento. En los ochentas del siglo pasado era difícil adquirir una
cámara fotográfica por lo caro que resultaba el aparato y el revelado. No había
forma de que una imagen llegase rápido a otra parte del mundo, a nuestros
familiares que viven en otra latitud. Hoy esa globalización de las tecnologías,
nos ha permitido adquirir cámaras fotográficas digitales relativamente
económicas, algunas de ellas incluidas en los teléfonos celulares. Las imágenes
que tomamos ahora, en este siglo XXI, viajan en segundos on-line, son vistas
minutos o segundos después de que hemos capturado cualquier momento de nuestro
presente. Sabemos que hace nuestro amigo o familiar porque su fotografía nos
llega a nuestro ordenador y no hace falta que tenga que utilizarse un servicio
de mensajería postal tradicional. Miles de imágenes se toman y se difunden en
nuestros días. El papel fotográfico pierde su esencia, porque la pantalla se
vuelve el esquema de su publicación. Hoy
podemos tomar un espacio de tiempo muy breve para capturar nuestra realidad y
difundirla a cualquier parte del mundo en breves minutos. Esta globalización
nos une como sociedad humana. Nos permite compartir nuestras vivencias,
creencias, tradiciones, estados de ánimo, con otros seres, sin importar que
sean nuestros conocidos o con gente completamente extraña y que quizás nunca tengamos
la oportunidad de irlas a conocer. Un mundo virtual es nuestra nueva forma de
convivencia.
La
convivencia no es la misma ya; de niños, a principios de los ochentas, era ir a
jugar a los parques, al bosque, recorrer las calles y los caminos con las bicicletas,
jugar al fútbol o divertirnos con los amigos afuera de las casas. Hoy, aunque
se siguen conservando lazos de amistad entre las nuevas generaciones, éstas se
realizan a través del internet, mediante el cual se convive para jugar
videojuegos on-line, donde se hacen equipos que luchan contra otros, en juegos
de estrategia. La diversión pasó de la
calle a la casa, del jardín o parque al ordenador. Se juega desde la comodidad
de la habitación junto con otro joven de cualquier país lejano al nuestro, o a
un vecino de otra entidad federativa. Platicar, jugar, intercambiar
experiencias, ideas, pasiones, chismes, ahora se hace desde el chat, sin ese
contacto visual; quizás lo visual solo llegue a través de las conferencias con
la webcam. Antes, los amigos de la escuela se contaban con las dos manos, hoy,
a través de las comunicaciones que la globalización ha instrumentado, tenemos
cientos de amigos con los que establecemos relaciones mediante las redes
sociales de la red global del internet. Múltiples ventanas del chat nos
permiten comunicarnos con varios a la vez. Antes de la globalización, la
comunicación solo era una persona con otra, a la que se veía cara a cara, por
espacio de algunas horas, para convivir con una charla amena. Hoy, el teclado
se ha vuelto la herramienta que nos permite conversar con decenas de contactos.
La comunicación se ha vuelto múltiple y diversa. Nuestra libertad para
comunicarnos se ha hecho una realidad, cuando en épocas pasadas no había forma
de expresar y difundir nuestras ideas.
La
libertad de expresión y de pensamiento en el ayer estaba restringida por el
control gubernamental de los medios de comunicación; hoy, las nuevas
herramientas tecnológicas de la información y la comunicación, nos han abierto
las puertas para intercambiar miles de ideas, definir nuestras posturas
ideológicas y políticas sobre diversos temas, aprovechando que la internet es
el nuevo medio para comunicarlas, para expresarlas, para plasmarlas y que los
demás opinen, discutan a favor o en contra, sin que haya realmente un ente que
controle lo que se publica y se dice. Ayer, los medios de comunicación nos
decían que opinar y que decir; hoy tenemos ya la libertad, mediante la red, de
decir lo que queramos, sin que nadie nos diga cuál es la línea editorial en la
que debemos de encauzarnos. Los medios de comunicación tradicionales han estado
perdiendo influencia, mientras que las nuevas generaciones usan el internet
para informarse, para expresarse, para ejercer su derecho de pensamiento y de
opinión. Hoy, la globalización nos ha permitido asumir plenamente el derecho a
la libre expresión. El ayer, está quedando atrás, la censura es un ser que
fenece en las redes sociales de las nuevas comunicaciones.
Las
comunicaciones hoy día son diferentes a las del pasado. Hoy, es fácil
comunicarse con otras personas a través del internet y además, mediante los
teléfonos celulares. En el pasado, había que quedarse esperando a recibir la
llamada en el teléfono fijo de la casa. Hoy, nos movemos por la ciudad y
podemos hacer llamadas y recibirlas, sin importar los horarios y los lugares en
donde nos encontremos. La globalización nos ha permitido que dejemos en parte
cierto sedentarismo y que no nos limite a estar de nómadas incomunicados.
Movimiento ha traído en los negocios, en los trabajos, múltiples actividades
poder hacer. El teléfono móvil, que recibe y manda mensajes de texto e
imágenes, nos da libertad de movimiento. Liquidez y más liquidez en nuestro
actuar. Lo estático se diluye en la globalización.
Sin
duda, la globalización económica en lo que ha beneficiado a México es en la
adquisición de la tecnología de las comunicaciones y de la información. Esta es
económica, por un buen arreglo en la
negociación del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos de América.
Quizás en otros rubros de la economía ha perjudicado a parte de la población,
pero sí ha generado otros beneficios. Quien accede a estos dispositivos
tecnológicos y está en la web, tiene acceso a un cúmulo de conocimiento y de
información, realmente a una avalancha de nuevas cosas, de noticias, de
productos de investigación, de bibliotecas digitales.
La
apertura económica nos ha traído tecnologías, que han cambiado nuestra visión
del mundo, que han hecho que nuestra vida sea más placentera porque dichos
productos nos permiten ahorrar tiempo en hacer las cosas, nos han hecho más
productivos, nos permiten hacer más actividades en menores tiempos.
Hoy
por hoy, la tecnología digital, ha permitido que el gobierno, las empresas y la
sociedad civil establezcan un mayor contacto entre sí y entre la sociedad en
general. La transparencia de la información se vuelve cada día una realidad con
el paso del tiempo. Hoy más fácil intercambiar ideas y sobre todo formar una
conciencia colectiva a través de una comunicación fluida y rápida. La
comunicación se está democratizando, aunque no ha sido suficiente para
democratizar la vida pública y política; pero hoy, mediante el internet, se
forman nuevas presiones para los políticos, porque ahí se forma una opinión
pública, influyente y que poco a poco va adquiriendo mayor poder.
La
globalización no únicamente ha traído nuevas inversiones, transferencia de
tecnología, nuevos conocimientos, intercambio cultural, sino que
fundamentalmente nos ha traído una mayor comunicación entre los humanos, aunque
sigue latente las barreras idiomáticas para que avance esa comunicación.
Mi
contexto actual es esa, una comunicación mayor con los semejantes, no a través
del contacto visual cara a cara, sino a través de las redes sociales del
internet. Nos comunicamos de forma instantánea, en segundos, a través de
nuestra voz, de imágenes y texto. No hay límites a la libertad de expresión y
opinión. El autoritarismo del viejo sistema se derrumba a pasos agigantados con
esta globalización de la comunicación humana.
Ensayo que elaboré para una asignatura que estudio en línea en la UNADM.
Hoy por hoy, los amigos se siguen contando con los dedos de una mano.
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