Hoy, vuelvo a abrir los ojos, el mundo sigue ahí, siempre la esperanza prometedora ondea sus insignias. Mis pasos caminan contemplando la vida circundante. Busco algo diferente a mis años mozos.
Parpadeo. La luz del sol destella mis pupilas. Cierro los ojos y los vuelvo a abrir. Pasado y presente se funden en mi memoria. No comprendo bien, parece que lo remoto se ha engullido al presente. Quizás una ilusión óptica se ha apoderado de mis visiones. No lo sé.
Las dudas abalanzándose sobre mí, me aprisionan. ¿Serán reales mis temores? Mis pupilas se dilatan, en la búsqueda de la luz de la verdad. Poco a poco fluye las noticias, las informaciones. Me aterra escucharlas. Cierro por un instante los ojos, no doy crédito a lo que escucho y veo.
Ni modo, es real, tangible, inmenso como el sol que nos quema en estos inviernos. Abro bien los ojos y descubro que hoy es un día igual que cuando nací: el mismo partido político gobernándonos y, peor aún, los políticos que antaño departían las riquezas del poder entre los suyos, mucho antes que naciese yo, encumbrados hoy en el gobierno.
El pasado se apoderó del presente, robándonos el futuro.
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