Este 21 de septiembre se celebró el Día Internacional de la Paz en todo el mundo. Este día fue momento para reflexionar sobre lo que aún falta para lograr esa paz entre todos los pueblos y naciones. Los territorios se sigue disputando por medio de la fuerza militar. Hay conflictos que siguen ahí, después de décadas, y sin lograr avances sustanciales para la lograr acuerdos que permitan una convivencia pacífica. El Medio Oriente sigue convulsionado por el enfrentamiento entre israelitas y palestinos. Estos últimos desean tener su propio Estado y en estos días presentarán, como lo anunció su líder Mahmud Abbas, a la ONU, su propuesta de reconocimiento como Estado Soberano. Israel y Estados Unidos se han opuesto a la idea. La paz aún se ve lejana.
Y en otras partes del mundo, las guerras siguen devorando el alma de los humanos, sin tregua alguna. Las balas cobran vidas y la tranquilidad es algo que se sueña y no se vive. Solo habrá paz cuando comprendamos al otro, cuando la empatía invada nuestro ser.
Una alumna, después de comentar sobre esta fecha en que se conmemora el Día Internacional de la Paz, se quejó por no haberse dado cuenta, para vestirse de blanco. Ese color es un símbolo, pero la paz proviene de nuestros sentimientos, acciones, palabras y el deseo de alcanzarla, para lograr un entendimiento entre todos los hombres.
El día escolar se termina, la violencia entre los pueblos aún continúa cercenando nuestro mundo.
La paz puede alcanzarse cuando los humanos dejen de estarse atosigando unos a otros, cuando contemplemos la belleza que hay en la naturaleza. Observar una flor por espacio de algunos minutos, nos puede purificar el alma. Ver una flor en la escuela, insignificante para la totalidad de los estudiantes, es sentir la paz que emana de la naturaleza. Admirarla, es adentrarse al equilibrio del universo. Esa flor, imagen que no puedo dejar de capturarla. Se marchitará, pero quedará impresa en la memoria de nuestros recuerdos.
La belleza de la naturaleza es multicolor, y he ahí la clave de la diversidad cultural: somos humanos, pero la forma de expresarnos, de hacer las cosas, de expresar nuestros sentimientos, es tan variada, múltiple, multicolor.
Aún sigo en la escuela, en los jardines, y aparecen ante mis ojos más colores exóticos. Hay más paz en mi alma, tranquilidad ante la vida floral.
No podría faltar en un jardín escolar, las románticas rosas, las que todos y todas desean cortar para llevarse consigo.
Hace calor, y sigo buscando más flores. La soledad no se siente ni tampoco el hambre en ese momento.
Descanso un rato de los rayos del intenso sol. Salgo de la escuela y me voy a la casa de unos amigos. Un buen rato hablando del municipio y de la política electoral. Las elecciones para gobernador, diputados locales y ayuntamientos son en noviembre. Desean conocer mi opinión. Mientras haya acuerdos políticos, existirá la paz y saldremos adelante de la marginación social en que vive este municipio. Me despido y me dispongo a adentrarme al bosque cercano, a la búsqueda de esos hongos que siempre me han fascinado.
Me encuentro en el camino con más flores adornadas de colores y desean que mi cámara fotográfica se impregne de su vivacidad fulgurante.
¡Y por supuesto que no pueden faltar las abejas! Sin ellas, imposible la polinización.
El color oscuro, primor sin igual en la flor, en ese contraste que nos indica que todo es bello, sin importar lo disímbolo que pueden ser colores, las ideas, los valores culturales.
Antes de adentrarme al bosque, tuve que seguir el ritual hipnótico de las flores, mirarlas, y ver la grandeza de la naturaleza.
Soñaré con ellas, flores de vida corta y alegría eterna en mi corazón.
Las fotos de los hongos, de ese bosque templado, esperarán a otro artículo. El sueño se desplaza rápidamente por cada célula de mi cuerpo. Clama el descanso nocturnal de mi ser.